El objetivo humano común es la tranquilidad, convencionalmente llamada felicidad.
Tiene mucho sentido desear eso. El deseo de iluminarse es innato.
La meditación es práctica para alcanzar esa meta porque, en nosotros, abstenerse de la actividad mental consciente, no importa cuán temporal sea, produce ese sentimiento.
[Zen, por ejemplo, es la búsqueda racional de ese objetivo que no depende de objetivos externos.]
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Pero, en la meditación, el deseo de alcanzar esa meta es actividad mental consciente; Es por eso que Asvagosha [un filósofo indio del siglo primero] dijo: ” Todo tipo de ideación debe ser descartada tan rápido como surja; incluso las nociones de control y descarte deben ser eliminadas”.
La actividad mental consciente [que incluye todos los “deseos” que sostienen la vida] es la herramienta indispensable sin la cual la vida sería imposible; pero no juega ningún papel en que seamos felices.
La felicidad es la recompensa que obtenemos por actuar con éxito, una vez que esa herramienta ha hecho su trabajo.
Si desea ver mi intento de explicar por qué funciona la meditación, busque “Zen del siglo XXI” en Introducción.