En el pensamiento budista, los objetos mentales surgen de la misma manera que los objetos surgen en la mente como resultado de estímulos a uno de sus sentidos físicos. Reconocemos 6 sentidos, los cinco externos como gusto, tacto, olfato, etc. Pero también reconocemos un sexto sentido. Para entender, primero mire el proceso de un sentido físico. Cuando experimentamos un estímulo físico, las mentes procesan esta información para crear una formación mental a la que le damos significado. Entonces, en efecto, nuestra mente crea los fenómenos y le da sentido. Cuando nuestro sentido “sexto” es estimulado por algún pensamiento aleatorio en la corriente continua de nuestra conciencia, hace lo mismo. Como resultado de aferrarse a él, el pensamiento se procesa en nuestras mentes de la misma manera que un estímulo físico para producir un fenómeno mental.
En la meditación confirmamos esta onda de ruido imparable al reconocerla primero y luego soltarla. No podemos detener esta corriente continua de pensamientos y, ocasionalmente, uno de estos pensamientos aleatorios estimula nuestra conciencia activa. Cuando nos sentamos a meditar, a pesar de que no podemos detener esta corriente mental, tratamos de no seguir ningún pensamiento en particular al igual que tratamos de no dejar que los estímulos externos creen una ideación de formación mental. Tratamos de dejar que tanto el mundo exterior como la corriente mental interna caigan en el fondo para que en ocasiones podamos echar un vistazo a nuestra mente última descansando en su propia naturaleza.
La idea de cómo percibimos y procesamos la información es muy importante porque se ve afectada por nuestra experiencia de vida, patrones de pensamiento habituales y nuestro estado emocional. Este es un principio importante del budismo y por qué decimos que gran parte de nuestro sufrimiento está relacionado con la forma en que percibimos las cosas y los factores que afectan eso. Si podemos eliminar los factores negativos que influyen en cómo percibimos y procesamos la información, podemos crear mucha más estabilidad en nuestras mentes, lo que conduce a un mayor sentido de felicidad.
Tomemos, por ejemplo, que una persona está en una relación con alguien y no ha tenido noticias suyas por un par de días. La forma en que manejemos esto depende de nuestra estabilidad emocional y pensamiento habitual, y generalmente terminamos creando excusas e historias totalmente falsas y a menudo inverosímiles en nuestras mentes sin saber realmente la verdad. Nuestra mente (desafortunadamente estoy limitado por el idioma inglés) puede ser nuestro peor enemigo si no cultivamos la conciencia de las trampas que nos pone.
- ¿Qué piensan los budistas sobre la criónica?
- ¿Cómo alcanzan la iluminación las personas budistas o religiosas?
- ¿Qué hace grande a un maestro budista?
- Cuando Buda se desesperó porque nadie lo entendió, ¿acabó con su mensaje para que al menos pudieran sacar algo de lo que estaba diciendo?
- ¿Qué es el budismo?
En samsara, la mente tal como la conocemos es el resultado de la función de nuestro cerebro. Almacena y procesa información de formas sorprendentes. Pero todavía está sujeto a habituación y actividad aleatoria. Pero nuestros cerebros son muy plásticos, ya que podemos cambiar el pensamiento habitual y el grado en que las actitudes y emociones negativas influyen en la forma en que percibimos el mundo a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Creamos nuestro propio mundo y podemos elegir en qué tipo de mundo queremos vivir. Las experiencias y los eventos que están fuera de nuestro control pueden provocar sufrimiento, felicidad o neutralidad. Podemos condicionar nuestra mente a través del dharma para tomar el control del resultado.
En mi opinión, la creación de fenómenos mentales es el mayor obstáculo para la felicidad pero el más fácil de superar. No queremos evitar que surjan fenómenos, ideas de objetos y formaciones mentales, ya que esto conduciría a una falta de creatividad, ingenio y expresión artística. Pero cuando los fenómenos mentales están influenciados por la negatividad, surge el sufrimiento. Compare las obras de arte de Van Gogh y Monet. Ambos genios, pero uno vencido por la tristeza y el sufrimiento evidente en su trabajo y su corta y miserable vida. Lo otro nos da serenidad en los paisajes frente a los trazos duros del otro. Van Gogh murió solo y miserable a los 37 años. Monet murió felizmente rodeado de familiares y amigos a la edad de 84 años. La forma en que vemos el mundo, claramente influenciado por nuestra habilidad perceptiva, crea la realidad en que vivimos en samsara.
Obtener más y más control sobre la percepción y las formaciones mentales nos brinda una mayor felicidad y estabilidad mental, creando el terreno para nuestro camino hacia la iluminación.
Lo siento si me dejé llevar por mi respuesta, pero comprender la ideación y la conciencia es crucial para desarrollar la atención plena y cultivar la sabiduría y la compasión.
Bendiciones