¿Alguna vez has hecho cosas inmorales por soledad, aburrimiento o egoísmo?

Absolutamente sí. Comenzó cuando tenía 8 años y durante largos viajes por el campo untaría malvaviscos medio masticados sobre mi hermana menor solo para entretenerme con la implosión familiar que seguiría. Cuando era un joven adulto en busca de emoción en mi vida, pasé muchas horas portándome mal en los clubes nocturnos. A medida que envejecí, logré reemplazar el subidón artificial que se encuentra en los callejones traseros con una opción más saludable, correr hasta que se liberen las endorfinas.

El aburrimiento es un motivador para encontrar emoción. Es un motivador tan fuerte que a veces los que amas quedan desconcertados por tu comportamiento. Pero eres feliz porque esa aburrida sensación de aburrimiento ha sido reemplazada por una sensación de euforia. Y a pesar de que la exhileración puede ser de corta duración, el recuerdo es suyo para siempre.

Esas experiencias emocionantes, espero, proporcionarán recuerdos duraderos. Recuerdos que me mantendrán feliz mientras pase mis últimos días en mi mecedora, reflexionando sobre mis días pasados. Me reí conmigo de todas esas cosas escandalosas que me salieron con la suya hace tantos años.

Ninguno de los tres enumerados, Nadie es perfecto y todos cometen un error. Las cosas que suenan inmorales para uno no serán las mismas para otros. Es solo la situación que nos hace hacer las cosas inmorales. Mi sugerencia es hacer lo que quieras pero no lastimar a los demás.