Con un látigo y una silla. Más en serio, el sistema escolar pasa una enorme cantidad de tiempo socializando a sus internos, principalmente tratando de inculcar puntos ciegos que los hagan más dóciles. Con los rebeldes, no funciona muy bien, y tampoco intentar enseñarles otras reglas de comportamiento. Con lo mejor y lo más brillante, funciona muy bien.
Si desea un ejemplo de puntos ciegos deliberados inculcados por las escuelas, intente el siguiente experimento. Forma uno o más (tantos como quieras, pero haz el experimento por separado para cada grupo y no permitas que ninguna persona forme parte de más de un grupo) de recién graduados de secundaria. Informe a cada grupo que se les presentará una decisión que se tomará, pero primero deben determinar cómo tomarán la decisión. Todos seleccionarán el voto mayoritario. Pregúnteles si pueden pensar de otra manera, y responderán que no, a excepción de algunas variaciones simples, como el voto por supermayoría.
Hay otras formas, incluso mejores, para grupos de este tamaño, pero han sido cuidadosamente entrenados para no pensar en ellos.
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