¿Cómo justifican moralmente los ambientalistas el uso del maíz como combustible mientras millones de personas en todo el mundo están desnutridas o mueren de hambre?

Bueno, consideremos esto un momento. Durante algún tiempo, los datos han demostrado que el hambre en el mundo no es tanto un problema debido a la escasez de alimentos, sino más bien debido a problemas de distribución; esto se reduce a todo, desde obtener alimentos del punto A al B, hasta comprarlos, a la guerra y los desastres que alteran las cadenas logísticas.

En los Estados Unidos, al menos, la inclusión de etanol a base de maíz en el combustible se produjo porque había un gran excedente de producción de maíz: teníamos mucho más maíz del que podíamos comer. Al mismo tiempo, la preocupación por los efectos sobre la salud del jarabe de maíz con alto contenido de fructosa provocó una caída en el uso del maíz para producir edulcorantes. Entonces, los agricultores se pusieron a trabajar con profesionales científicos y de marketing, junto con cabilderos políticos para que el etanol a base de maíz se usara en varios combustibles. Esto no es necesariamente una mala idea en sí misma, ya que se quema de manera bastante limpia.

El problema no es con los ambientalistas. El problema es con una serie de políticas y circunstancias que impiden la distribución efectiva de los alimentos.