¿Cómo podemos decir que hacer una cosa está bien y hacer la otra está mal?

Hay varias capas para responder eso.

Primero es que algunas cosas son puramente viscerales. Debido a que evolucionamos como animales sociales, a veces ciertos comportamientos pueden ser reconocidos innatamente como correctos o incorrectos. Hay ciertos experimentos con primates y otros animales que muestran que todos los animales sociales tienen una comprensión rudimentaria de la “equidad” que constituye la base de la moral.

Entonces, a menos que uno sea clínicamente un psicópata (incapaz de sentir empatía), todos “lo sabemos cuando vemos”. La violencia (especialmente dentro de la comunidad) suele ser un buen ejemplo.

Por encima de eso hay moralejas que se han aprendido de nuestro medio ambiente y la sociedad. Esto podría ser por absorción o educación explícita. Estos tienden a cambiar entre la cultura y con el tiempo.

Por último, están las zonas grises, de las cuales abunda nuestro mundo. Siempre habrá ciertas acciones que podrían (y deberían) debatirse siempre. Por ejemplo, ¿está bien sacrificar la vida para salvar a muchos? Estos aspectos nunca tienen una respuesta clara, el punto está en el debate.

Para esto necesita tener una comprensión más profunda de varios parámetros. Lo que puede pensar bien puede parecer mal a los demás. Depende de las circunstancias, la sociedad, la geografía, el tiempo y la edad, la raza, la comunidad y muchos otros factores complejos. Esta capacidad aumenta con la edad, la experiencia y la madurez. Si tiene relativamente menos experiencia, debe abstenerse de ser crítico. En cambio, tenga curiosidad por descubrir varias cosas sobre los parámetros anteriores.