En una palabra: innovación. Los chinos están buscando formas de convertirse en líderes no solo en producción, sino también en innovación que ven como un interés nacional. La producción es una mercancía que siempre puede “moverse” de un país a otro. Una corporación estadounidense, por ejemplo, puede decidir que es más barato producir computadoras en Camboya que en China. Pero la innovación es un estado mental, es la base de todos los ecosistemas económicos modernos y exitosos.
Israel, por una serie de razones, se ha convertido en uno de los centros de innovación del mundo y a los chinos les gustaría aprender de los israelíes y llevarse a casa parte de esta fantástica capacidad para innovar. Están trabajando para crear relaciones de colaboración entre universidades e incluso están buscando formas de invitar a nuevas empresas israelíes a innovar en China. A cambio, las nuevas empresas israelíes (y la economía israelí) abren una puerta al lucrativo mercado chino.
Esto no tiene nada que ver con política. A los chinos no les importa el conflicto israelo-palestino.
Ahora que lo pienso, los chinos probablemente también serían inteligentes para observar de cerca el panorama de la startup palestina, ya que todavía está en su infancia. Los palestinos son increíblemente inteligentes y pueden aprender rápidamente a innovar tan bien como los israelíes si tienen algo de paz, tranquilidad e inversiones.
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