Las escrituras citan que son millones de universos creados, sostenidos y destruidos en cada momento. Por lo tanto, uno no puede considerar la creación y la destrucción con un punto de inicio y final definido porque en una perspectiva no dualista, no existe el tiempo. Se puede decir que hay dos razones por las que un alma se reencarna. Son karma y samskara / vasana (impresiones). Ambos están interrelacionados. La impresión viene primero antes del karma. La impresión provoca una acción que crea karma. Las acciones provocan más impresiones y, por lo tanto, se acumula más karma. Las impresiones y el karma juntos forman la razón de la reencarnación.
Se dice que, todo en el mundo y más allá está formado por un solo material, una sola conciencia. La conciencia manifestada se convierte en creación en formas variadas. Inicialmente, cuando el jeeva (alma individual) se separa de la vasta, infinita y eterna conciencia, no hay karma, pero hay una impresión primordial, es decir, “darse a conocer” o, en otras palabras, “existir” de la no existencia. Uno puede compararlo con el proceso de soñar, que es una actividad espontánea de conciencia. La necesidad de soñar surge de un impulso subconsciente de manifestarse en forma. En este proceso de manifestación, la conciencia individual toma formas variadas y proyecta un sueño como la realidad. Es por eso que las escrituras citan que el mundo es como una reflexión sobre el sustrato de la conciencia.
Este impulso primario: “existir” o “ser” se convierte en la primera semilla de impresión para el alma separada. Esta impresión del alma separada hace que tome forma. Una vez que nazca la forma, habrá asociación con el mundo y, por lo tanto, se realizarán acciones que acumularán más y más karma. De esta manera, el proceso de reencarnación continúa.
Las escrituras dicen que para darse cuenta de la propia naturaleza del Ser no nacido, la conciencia divina, es importante deshacerse de las impresiones del pasado, más que deshacerse de la gran cantidad de equilibrio kármico. Porque incluso si la cuenta kármica se vuelve cero, si las impresiones residuales aún permanecen, incitarán al alma a reencarnarse nuevamente. Por otro lado, cuando las impresiones se borran de la conciencia, el karma pierde su poder de control sobre el alma encarnada. En sánscrito, este proceso de eliminación de las impresiones residuales de la mente se llama chitta-suddhi. Este es el objetivo tangible de todas las actividades religiosas porque la realización del Ser solo puede ocurrir en las conciencias que están libres de impresiones. Una vez que el Ser brilla en su verdadera naturaleza, el karma pierde su existencia. Por eso se dice: “Gnaanaagni dagdha karmaanaam”, que significa: “En el fuego de la autorrealización, todo el karma se quema”.