¿Es mejor saber LAS malas noticias o ser ignorante?

Creo que esto es más complicado de lo que parece ser. Si las malas noticias te afectan directamente, entonces sin duda es mejor conocerlas y enfrentarlas e intentar lidiar con ellas de cualquier manera que puedas. Pero, ¿es realmente necesario seguir las noticias en la televisión o en Internet, conocer las terribles decisiones políticas que se toman constantemente, ser conscientes del odio y el vitriolo que es un lenguaje común para algunas personas? ¿Qué lograría tal conocimiento si realmente no hay nada que pueda hacer al respecto, si no puede salvar a las víctimas de un asesino, si no puede corregir el discurso lleno de odio? ¿De qué sirve llenarse la cabeza con las deprimentes realidades de algunas personas si su propia vida individual es pacífica y su propia conciencia es intachable? Este tipo de conciencia es como una adicción: dolorosa, obsesiva y, en última instancia, sin sentido.

En nuestra era digital, las noticias están más sujetas a manipulación que nunca y los medios de comunicación han creado un teatro completo en el que se exhiben “malas noticias” para nuestro consumo. Algunas personas son cómplices de esta narrativa y juegan con los medios de comunicación de formas mucho más evidentes que en el pasado. En una época en la que estamos cada vez más alienados de la buena y buena verdad, creo que es muy peligroso enredarse en esta red de mentiras bajo la convicción de que de alguna manera son verdad.

En resumen, en nuestra vida personal siempre debemos buscar conocer la verdad, por dolorosa que pueda ser. Pero esto no se extiende a las “noticias” vendidas por los medios. En ese caso, ser ignorante de las ‘malas noticias’ es ser sabio.

Depende de cuál sea su definición de “mejor”.
Personalmente, creo que es “mejor” (“mejor” como en “más ventajoso”) conocer las malas noticias, ya que de lo contrario, uno puede encontrarse trabajando en premisas falsas, lo que puede conducir al desastre. Al menos si SABES las malas noticias, estás mejor equipado para lidiar con ellas.

Es mejor saber las malas noticias que ser ignorante. Cuando conozca las malas noticias, ajustará sus planes o hará un nuevo avión para lidiar con la situación en cuestión. Si no conocía las malas noticias, no podrá lidiar con la situación.