Debido al sesgo de confirmación. La investigación muestra que las personas más inteligentes son en realidad más vulnerables a los efectos de sesgos cognitivos como estos.
¿Por qué? Las personas inteligentes tienen más probabilidades de conocer más hechos que respaldan su visión del mundo que el resto de nosotros. Es más probable que los hechos que conocen estén conectados y se apoyen mutuamente en sus mentes. Las personas inteligentes también tienen más probabilidades de tener un sistema de valores bien desarrollado en primer lugar.
Alguien que intenta convencer a una persona inteligente de que abandone una de sus creencias tiene que trabajar contra esta gran base de conocimiento bien conectada y superar la reacción emocional adicional que las personas tienden a tener cada vez que sus valores se ven amenazados. Es dificil. Las personas inteligentes rara vez son lo suficientemente inteligentes como para convencerse a sí mismas.
Su paráfrasis me recuerda lo que Chomsky llamó el “problema de Orwell”:
- ¿Es la disidencia esencial para la búsqueda de la verdad?
- ¿Cómo aprenden las personas sordas de nacimiento a pronunciar palabras o ajustar el volumen del sonido, en caso de que hablen?
- ¿Cómo puede uno ser fiel a sí mismo sin decepcionar a sus seres queridos?
- ¿Por qué no puede haber más de un Dios?
- Razonamiento: ¿Qué método para determinar la verdad ha encontrado que no es válido?
Durante muchos años me han intrigado dos problemas relacionados con el conocimiento humano. El primero es el problema de explicar cómo podemos saber tanto dado que tenemos evidencia tan limitada. El segundo es el problema de explicar cómo podemos saber tan poco, dado que tenemos tanta evidencia. El primer problema que podríamos llamar “problema de Platón”, el segundo “problema de Orwell”.
El problema de Platón es profundo e intelectualmente emocionante; El problema de Orwell, en contraste, me parece mucho menos. Pero a menos que podamos llegar a comprender el problema de Orwell y reconocer su importancia en nuestra propia vida social y cultural, y superarlo, hay pocas posibilidades de que la especie humana sobreviva lo suficiente como para descubrir la respuesta al problema de Platón u otros que desafíen el intelecto y la imaginación