Cuando el pueblo judío deje de luchar y alcance un estado de unidad, arrepintiéndose por completo de sus pecados y cumpliendo su papel de Luz para las Naciones, el camino hacia la reconstrucción del Templo quedará claro. Hasta entonces, aunque hay mérito en el estudio y la preparación para la observancia del Templo, es una locura intentar acelerar la construcción del Templo por cualquier otro medio que no sea promoviendo un comportamiento ético. La redención es el resultado de corazones humanos, no de mortero y piedras.
Parecería, basado en muchos eventos del siglo pasado, que el proceso redentor está al menos en sus etapas iniciales, pero no debemos adelantarnos. Hay mucho trabajo que hacer. No debemos olvidar que el Segundo Templo fue destruido debido al odio sin sentido que prevalece entre los judíos de esa generación. ¡Apenas podemos esperar construir el Tercer Templo mientras seguimos siendo culpables del mismo pecado por el cual el Segundo Templo fue destruido!