La teología cristiana es mucho más que una visión simplista del mundo en blanco o negro.
El boxeo, como cualquier otro deporte, es solo eso, un deporte. Sí, las personas están heridas, sí, se gana dinero, ocurren políticas sospechosas y, por supuesto, nada de esto es deseable para ningún seguidor de Cristo.
Pero el deporte en sí no es tan malo. Todos leemos historias de trapos a riquezas sobre niños pobres que viven en un ambiente violento lleno de drogas que comienzan a practicar box, se redimen y se convierten en campeones. Lo que no leemos ni escuchamos es sobre todos los otros chicos o chicas jóvenes que luchan figuradamente contra una vida criminal fácil y luchan literalmente contra otras personas para desahogar su ira y frustración, sin convertirse en campeones o famosos.
Al hacerlo, por loco que parezca, son verdaderos seguidores de Cristo. Al vivir en un ambiente donde todos a su alrededor toman drogas, roban o matan, luchan contra el mundo secular (y su líder espiritual) y hacen lo que está en su poder para resistirlo. Y sí, el boxeo es una forma.
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Sin embargo, como mencioné al principio, las cosas no son tan blancas y negras. El boxeo o cualquier actividad, es bueno si su propósito es bueno. Cuando el boxeo se convierte en una forma que facilita las idolatraciones de los participantes y alienta a estos últimos a hacer esto por el dinero, por la apreciación de sus “sujetos”, para alimentar su propio orgullo, etc., entonces el boxeo no es bueno.
Y desde la perspectiva de un individuo, cuanto más intentes conocer a Dios, más fina será tu conciencia y se revelarán las respuestas a tales preguntas. Creo que todos y cada uno de nosotros estamos en un cierto nivel de su camino hacia Dios y cuanto más avanzamos, más cambia nuestra visión del mundo.
Si bien hace algunos años puede haber disfrutado de un combate de boxeo por la adrenalina que le dio, por saber que su luchador favorito ha ganado (validando así su elección y transfiriéndole su victoria), tal vez ahora se dé cuenta de que estos placeres son inferior y quieres más de esto. Tal vez en esta etapa se dé cuenta de que ver a dos personas lastimarse por su placer y dinero, a pesar de cualquier historia de trapo a riqueza o cualquier razón noble que pueda pensar, no es tan bueno.