3 chicos deciden probar los extremos de los “números”. Comienzan a contar desde 1,2,3 y así sucesivamente. El primer tipo se da por vencido después de 100 y dice “Veo a dónde va esto; el infinito y ninguno de nosotros puede contar hasta el final”, los otros dos se ríen de él y continúan contando. Después de unas horas, el segundo tipo ha contado hasta Mil millones y se da por vencido y llega a la misma conclusión: el tercer tipo se ríe de los dos y continúa durante días, semanas, pero como está decidido a encontrar el final, continúa hasta que ha contado números tan grandes que no han inventado términos por eso. Se hace viejo y está en la cama de la muerte y finalmente se da cuenta de que ha sido un tonto todo el tiempo. El tipo que vio el “infinito” sin contar fue el más sabio, se dio cuenta. Contar habría sido divertido si él Sabía que realmente no lo llevaría al último número.
Dios es ‘infinito’ personificado. Todos los números existen dentro de él, aunque pueden aparecer por separado. Los que cuentan lo hacen en vano. Pero cuando ‘infinito’ está dispuesto a aparecer, lo hace y cualquier número, sin importar cuán grande sea, se abruma e inmediatamente se da cuenta de por qué esa experiencia es tan inexplicable. 🙂