En general, el pensamiento es que Dios no tiene que justificar nada, porque Dios es Dios.
En cuanto al resto de su pregunta, ¿por qué Dios lo permite? Esa es una pregunta con la que las personas que son creyentes luchan más. No es una pregunta fácil.
Por un lado, queremos creer que Dios es justo. Entonces, cuando vemos injusticia, podemos preguntarnos, ¿cómo podría un Dios justo permitir esto? Sin embargo, si Dios previniera la injusticia, todos seríamos culpables, porque todos hacemos cosas injustas. Por supuesto, algunas injusticias son peores que otras, decimos, entonces, ¿por qué Dios no puede evitar las injusticias realmente malas ? Pero entonces, ¿dónde dibujamos la línea? ¿En qué punto creemos que Dios debería permitirnos la autonomía, y en qué punto deberíamos evitar ciertos actos? ¿Qué hay de nuestros pensamientos?
Obviamente no hay forma de conciliar los dos: o se nos impide hacer cosas malas o tenemos libre albedrío para actuar. Entonces algunos dirán que Dios no se involucra en los asuntos humanos. Otros dirán que Dios ha predestinado todo lo que sucederá, y que todos serán juzgados al final, que habrá un castigo o recompensa eterna. Otros se encogen de hombros y dicen: “Es una paradoja, solo Dios lo sabe, son ambas y, sin embargo, ninguna”.
Jesús, siguiendo la tradición rabínica, usó historias para enseñar sobre estas cosas. Estas parábolas, junto con las historias de la Torá, muestran de manera metafórica cómo es Dios. Estas no ofrecen respuestas fáciles, sino que ofrecen una imagen de cómo es Dios. Dios es un padre, Dios es una madre gallina que reúne a las personas como polluelos bajo sus alas, Dios es un pastor, Dios es el dueño de la tierra.
Por supuesto, Dios es visto de manera diferente por diferentes personas de diferentes religiones, pero lo único de lo que podemos estar seguros es que la tradición y los escritos sagrados solo pueden ofrecer “instantáneas” de cómo es Dios. Si Dios pudiera ser descrito en términos puramente humanos, el pensamiento dice que Dios no sería Dios.
Entonces, lo que nos queda es una lucha de fe: tratar de entender, cuestionar, dudar, aceptar, todo envuelto en una tensión dinámica. Las personas de fe consideran que una gran parte de la fe es la búsqueda de comprender. Mientras tanto, mientras esperamos hasta el día en que pueda quedar claro, nos quedamos con los aspectos prácticos de ser una persona en el mundo. Hay esperanza, entonces, para las personas de fe, de que podamos equilibrar la compasión y la justicia en nuestras propias vidas, mientras esperamos que llegue el día en que pueda completarse.