¿Cómo rezan los cristianos ortodoxos y con qué frecuencia?

Por lo general, un cristiano ortodoxo devoto tendría un “padre espiritual”, generalmente un monje con una vida un tanto sagrada a quien confesaría y esa persona los guiaría a lo largo de su vida espiritual. Una especie de gurú.

El padre generalmente le da a la “regla de oración” un conjunto de oraciones que deben rezarse diariamente. Por lo general, son oraciones de la mañana y oraciones de la tarde, y de 1 a 12 cuerdas de oración al día, + las postraciones eventualmente.

La cuerda de oración es la versión ortodoxa del rosario, y generalmente contiene 33 o 100 cuentas. Se ve como esto:

A diferencia del rosario católico, la cuerda de oración ortodoxa se usa para la oración corta “Señor Jesucristo, ten piedad de mí”, que se repite una y otra vez en cada cuenta.

Es muy parecido al mantra y esa es en su mayor parte la oración de los cristianos ortodoxos cuando están solos. Además de la regla de oración dada por el “gurú”, uno puede rezar las cuentas tanto como quiera. Todo el día si tienes tiempo, no hay problema.

Básicamente, la oración personal de los cristianos ortodoxos es principalmente una oración corta tipo mantra que se repite en cada cuenta.

Por supuesto, hay técnicas a seguir, cómo evitar que tu mente se distraiga, sueñe despierto y tenga pensamientos de fantasía, pero eso es algo que uno aprende bajo la guía de su padre espiritual.

Un cristiano ortodoxo practicante que lleva una vida ordinaria rezaría entre una hora y 4-5 horas al día con la cuerda. No es inusual ver a un chico en el autobús mirando al suelo y moviendo cuentas.

Sin embargo, lo que se llama “regla de oración” es un poco diferente, ese puede ser el estilo de mantra “Jesús Prayer” mencionado anteriormente, pero puede ser oraciones litúrgicas del libro. Si es posible, se realiza frente a los iconos, de pie y, a menudo, incluye postraciones al suelo tocando el piso con la frente. (como los musulmanes en la mezquita)

Diariamente, pero la oración no es como otras religiones. No lo vemos en el contenido de un deber de realizar, sino en una relación para disfrutar. Es una comunicación bidireccional, como cualquier relación significativa. De hecho, Jesús advirtió a sus seguidores que no rezaran como los demás, con oraciones repetitivas constantes o discursos largos y profundos.