Tiendo a estar de acuerdo con las críticas de Anthony Kenny sobre la filosofía mental moderna temprana, incluido Hume. Kenny defiende los primeros filósofos de la mente, especialmente Aristóteles y Aquino, y los filósofos posteriores, especialmente Wittgenstein. De Hume, escribe, en la Oxford Illustrated History of Western Philosophy:
“La explicación de Hume de los conceptos psicológicos es errónea porque siempre se concentra en el uso privado en primera persona de los verbos psicológicos, en lugar de preguntar cómo las personas se aplican públicamente los términos psicológicos. Hume se enorgullecía de hacer por la psicología lo que Newton había hecho por la física. Ofrece una teoría (vacía) de la asociación de ideas como contraparte de la teoría de la gravitación. Pero su filosofía de la mente es tan ruda y desagradable que, si fuera todo lo que tenía para ofrecer, se merecería un lugar muy pequeño en la historia de la filosofía. Lo que le da su importancia es su explicación de la causalidad ”. Continúa discutiendo el impacto de Hume que la teoría de la causalidad tuvo en Kant.
Y en el libro sobre Filosofía Moderna Temprana en la historia de filosofía de cuatro volúmenes de Kenny, escribe:
“Hay algo lamentable en el engaño de Hume que al presentar sus pocos comentarios dispersos sobre la asociación de ideas que estaba haciendo para la epistemología, lo que Newton había hecho para la física. Pero es injusto juzgarlo porque su psicología filosófica es muy ajena: heredó y empobreció la filosofía mental de sus antepasados del siglo XVII, y a menudo es más sincero que ellos al admitir las lagunas e incoherencias en la tradición empirista. Las ideas que lo hicieron grande como filósofo pueden separarse de su envoltura psicológica y continuar provocando reflexión … Su principal contribución a la epistemología fue una nueva forma de escepticismo “.
Las teorías de filósofos como Descartes y Hume tuvieron un enorme impacto en la forma en que hablamos, en nuestro lenguaje cotidiano, sobre nosotros y nuestras mentes y pensamientos. Debido a esto, incluso después de estudiar y rechazar estas ideas, es difícil no hablar como si las creyeras, lo que predispone a muchas personas a ser receptivas a algunas teorías dudosas, sin darse cuenta del hecho de que ya han absorbido pasivamente grandes porciones de ellas mucho antes de que “Los aprendí” de un texto de filosofía.