Yo diría que hay dos formas en que el predicador puede desarrollarse. Uno es mucho más importante que el otro.
- La primera es a través de la predicación real. La experiencia es un maestro poderoso y, a través del acto físico de la predicación, podemos ver nuestras propias fortalezas y debilidades. Junto con esto, pedir críticas constructivas y observar a otros predicadores. El hierro afila el hierro. Como se ha dicho, la práctica hace la perfección.
- El segundo y mucho más importante es pasar tiempo personal con Dios nuestro Padre. No debemos olvidar nunca que estamos en relación con Dios y no en otra religión. Al estar a solas con Él, leer la Biblia, esperar su presencia, estudiar las Escrituras, escuchar su voz y permitirnos ser transformados a través de su poder y la negación de nosotros mismos. Así es como se desarrollan los predicadores. No lo hacen por otro mensaje o palabra, lo hacen para transformarse. Estos son los predicadores que serán honrados en el cielo y serán declarados puros. Estos son los hombres y mujeres de los que aspiro aprender y ser.
Si un predicador llegara a donde estaba sin hacer el # 2, me resultaría difícil confiar en cualquier cosa que tenga que decir.