Cobrar una tarifa por bienes o servicios no está infringiendo la Regla de Oro porque ambas partes conocen el ‘bien común’ del intercambio por una tarifa. Un sistema económico donde todo es gratis fracasaría miserablemente en detrimento de todos. Hacer a los demás significa considerar las consecuencias de TODOS los demás si dicha práctica de dar regalos se aplicara universalmente. En este sentido, se rompería la regla de oro de nunca cobrar una tarifa. Aunque un obsequio ocasional no correspondido tampoco viola la ley, ya que somos conscientes de las consecuencias insignificantes.
El mayor problema con la Regla de Oro es que los valores difieren enormemente, incluso entre personas decentes. Si veo a una mujer hermosa, podría querer que me toque de cierta manera. Entonces, ¿debo aplicar la regla de oro y tocarla de la manera que imagino? Ser cortés implica reconocer la posibilidad de valores que son diferentes a los suyos. Puede que a tu vecino no le guste tanto la música que suena en tu ventana como a ti. Entonces, hacer a los demás, y lo más importante, no hacer a los demás, significa tener en cuenta la posibilidad de diferencias de valor.