En “El cerebro ético: la ciencia de nuestros dilemas morales”, Gazzaniga indicó que la “religiosidad” se encuentra principalmente en el hemisferio izquierdo, donde la creatividad es la función principal. Esto no es contraintuitivo, ya que la creencia se basa en los sentimientos, en oposición a los hechos probados. “Tenemos una predisposición a generar historias sobre la naturaleza de la vida” (p. 156). Cita trastornos neurológicos cuyos síntomas incluyen hiperreligiosidad y visiones místicas.
La confabulación es creer en un relato ficticio de un evento pasado. Nos confabulamos porque “los cerebros humanos son impulsados a inferir causalidad” (Gazzaniga, “Quién está a cargo: libre albedrío y la ciencia del cerebro”, p. 77). Si no podemos explicar cómo llegamos aquí, nos confabulamos. Las religiones proporcionan explicaciones a través de la creencia en un creador (es) del universo, que se han refinado durante cientos de miles de años a través de la confabulación sucesiva.
Michael S. Gazzaniga es profesor de psicología en la Universidad de California, Santa Bárbara, dirige el Centro SAGE para el Estudio de la Mente y es el Director del Instituto de Verano en Neurociencia Cognitiva y Presidente del Instituto de Neurociencia Cognitiva. Su carrera ha incluido el inicio y desarrollo de Centros para la Neurociencia Cognitiva en la Universidad de California-Davis y Dartmouth, y la fundación del Instituto de Neurociencia y el Journal of Cognitive Neuroscience, del cual es el Editor en Jefe.