No creo que una ley de este tipo ayudaría a frenar las predicaciones religiosas extremistas.
El mayor ejemplo que va en contra de este pensamiento es el del clérigo musulmán, Anjem Choudhary. Un hombre de origen paquistaní que vive en el Reino Unido, tiene la ciudadanía del Reino Unido, pero siempre se burla del 9/11 y el 7/7. Además, también propaga “Sharia para el Reino Unido”.
Creo que tener la nacionalidad británica ha hecho que Anjem Choudhary esté menos preocupado por las consecuencias de hablar en contra de otras religiones y burlarse de temas delicados, ya que sabe que cualquier intento de arrestarlo resultaría en una gran protesta por parte de la comunidad musulmana en todo el Reino Unido, especialmente la comunidad paquistaní y tal desarrollo no iría bien con los legisladores de Gran Bretaña debido a su propio banco de votación musulmán.
Cuando escuche del Primer Ministro de Inglaterra que, “No está lejos el día en que un asiático sería el Primer Ministro del Reino Unido”. Se llega a saber cuánto ha comenzado a depender Gran Bretaña de los asiáticos.
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Entonces, la ciudadanía no es un factor en las formas de frenar las predicaciones religiosas extremistas. Puede ser contraproducente y fortalecer al único tipo al que la nación realmente está tratando de eliminar.