Nacer libre implica nacer con libre albedrío. Eso significa libertad para pensar, hablar y actuar de acuerdo con su propia voluntad. Como esta regla se aplica a cada individuo, todos deberían poder disfrutar de esta libertad. Al ser un ‘animal social’, los seres humanos están obligados a interactuar entre sí a diario. Es probable que la mayoría de las interacciones de este tipo estén acompañadas de conflictos que surjan de la intersección de los contornos de libertad otorgados a cada individuo. Para mantener estos conflictos al mínimo, la sociedad ha desarrollado un conjunto de pautas a seguir por cada individuo y por la sociedad misma. Pero el “libre albedrío” a menudo no está de acuerdo con estos protocolos impuestos sobre un individuo libre, a menos que exista un conjunto de normas o principios ampliamente aceptados que definan y diferencien entre “bueno” y “malo”, también llamado moral, para decidir sobre estos conflictos. .
Todo individuo que forme parte de la sociedad y desee permanecer así, debe seguir, a pesar de su libre albedrío, algunos protocolos basados en una moral ampliamente aceptada para no infringir el libre albedrío de otro individuo más allá de cierto límite.