Es un deseo o curiosidad comprensible encontrar un vínculo entre las enseñanzas de Jesús y Buda. Algunas posiciones filosóficas son muy similares, y otras parecen ser completamente diferentes.
En el núcleo de la mente humana, que se encuentra más profunda que el pensamiento, más profunda que el ego, más profunda que el juicio o incluso el reconocimiento de los datos sensoriales, se encuentra la fuente de la conciencia misma. Esta conciencia profundamente enterrada es la misma en todos los seres vivos. Solo nuestras tendencias mentales, programadas en nuestro ADN, y cómo reaccionamos contra las condiciones del mundo en que nos encontramos nos diferencian unas de otras.
Pero este pozo de conciencia profundamente enterrado es la fuente de toda sabiduría. Se encuentra dentro de cada hombre, mujer y niño. ¿De dónde más podría venir la sabiduría? Con una profunda introspección en la mente y la realidad, los seres tienen la capacidad de llegar a conocer estos funcionamientos fundamentales de la mente y el Universo. Este conocimiento no es intelectual. Es intuitivo, disponible para todos. Jesús y Buda aprovecharon esta conciencia primordial.
Puede que nunca descubras si Jesús fue inspirado o influenciado por el conocimiento intelectual de las enseñanzas de Buda. Sin embargo, puede estar seguro de que la sabiduría de Jesús proviene de la misma fuente que la sabiduría de Buda. Su propia mente.
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Las similitudes filosóficas entre varias tradiciones religiosas provienen de esta conciencia primordial. Las diferencias existen por la misma razón por la que usted y yo somos diferentes: tenemos diferencias culturales, regionales y generacionales, las diferentes condiciones mundanas y la educación nos han dado forma a cómo expresamos nuestras ideas.