Como casi todo en el cristianismo, el dogma escrito tiende a ser una mala interpretación donde la metáfora y la alegoría se convierten en manifestaciones simplistas como si fueran reales. Casi todo lo que Jesús dijo alguna vez fue sobre la conquista de las fallas espirituales, como el ego (Satanás), y actuar desde el amor verdadero (la voluntad alineada con el Verdadero Ser), pero utilizando la terminología y un punto de referencia de la religión de sus hermanos judíos. Como tal, lo que quería decir era el aprendizaje detrás de la metáfora, no que la metáfora fuera real en un sentido tangible. Tal es la naturaleza de la comunicación humana, cuando las personas no quieren entender un concepto, lo distorsionan de su propósito y significado originales simplificándolo en exceso al concreto, confundiéndose sobre su intención original.
Las conversaciones típicas que mantenía eran con personas que creían erróneamente que los conceptos judaicos se derivaban de sus escrituras y se acercaban a él preguntándole “si lo que usted dice es verdad, ¿qué pasa con … de las escrituras?” y, sin decir, “sus escrituras están equivocadas o son interpretadas incorrectamente”, él no atacó sus creencias sino que introdujo su Verdad mayor en las suyas, usando sus escrituras como si fueran verdaderas, iluminándolas con una parábola para que pudieran decidir los suyos Eso no significa que él apoyara esas creencias solo porque no las atacó, estaba tratando de hacerles comprender principios más amplios, la verdad sin la BS a la que habían servido durante cientos de años.