La diferencia entre una “verdad moral” y un “hecho empírico” es el origen y la procedencia del proceso de conocimiento para establecerlos. El conocimiento empírico está estrechamente vinculado a la observación de estados específicos del mundo, a veces llamados “hechos”. El conocimiento moral es mucho más abstracto, como resultado de un proceso extendido e indirecto de generalización e interpretación.
La “diferencia cualitativa” en la comprensión entre estos dos tipos de conocimiento resulta del carácter diferente de las actividades mentales necesarias para participar en cada uno de estos estilos de conocimiento. Con conocimiento empírico, uno mantiene un enfoque estrecho en la percepción de observables concretos y en la construcción de cadenas lógicas de inferencia basadas en ellos. Con el conocimiento moral, uno piensa en términos de valores, interpretación y generalizaciones más amplias a las que se accede principalmente a través del sentimiento y la intuición, y tiene la capacidad de “resumir” situaciones completas y objetivos futuros.
Una buena analogía para esto es la calidad frente a la cantidad: el conocimiento moral es más cualitativo, el conocimiento empírico más cuantitativo.
No creo que haya una línea dura entre estas dos categorías de conocimiento: para mí se superponen en la práctica y tienen una relación complementaria o sinérgica, uniéndose para crear un conocimiento humano más sólido y completo.
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