Sí, me han emocionado varias veces en las iglesias. Esos lugares de culto han estado en Europa o en el Medio Oriente y no en mi Estados Unidos natal.
En 1970 hice mi primera gira por Europa con un Eurrail Pass. Entré en París al amanecer desde la Gare du Nord. Había una energía etérea en París que era diferente a cualquier ciudad que haya visitado. Pronto me quedé asombrado ante Notre Dame. Lentamente subí los escalones y entré en la catedral. Dentro, sentí una presencia viva en la piedra y las vidrieras. Esa energía etérea que estaba sintiendo alcanzó un crescendo y mis emociones me vencieron. Lloré. Esta catedral fue literalmente construida a mano por amor y devoción a Dios. Era una pieza central de la existencia humana antes de que la ciencia pudiera explicar algunos de los misterios de la vida. El temor y la devoción de la gente hacia Dios eran tan grandes que esta increíble obra maestra fue construida para glorificar a Dios. La arquitectura moderna y las catedrales no surgen de estos mismos orígenes místicos porque ya no existen. Notre Dame es como un enorme huevo Faberge en su arte y detalle. ¡Es impresionante y sorprendente!