“¿Puedo cometer más pecados en mi vida y salirse con la suya, ya que Jesús murió por mis pecados?”
No.
Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados, no en nuestros pecados. Si el pecado es lo que deseas, entonces todavía estás en pecado. Para ser perdonados, como dijo Priscilla Lamb, debemos dejar atrás nuestros pecados y, si realmente nos hemos arrepentido, ya no deseamos pecar. Llegamos a ser como Dios, que es el propósito de la expiación de Cristo. El milagro de la Expiación es que a través del arrepentimiento, Él puede hacernos personas nuevas, personas con deseos piadosos que solo pueden mirar el pecado con aborrecimiento. A través del poder de limpieza de la Expiación, cuando dejamos nuestros deseos pecaminosos sobre el altar, se consumen y se nos promete que “también te daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de ti …” (Ezequiel 36 )
A medida que ejerzas fe y abandonas tus pecados y le entregas tu corazón a Dios, Él cambiará tus deseos y recordarás tu vida pecaminosa anterior como llena de oportunidades perdidas y tiempo perdido. Está bien, sin embargo. Él te llevará a donde estés y te elevará y exaltará a la velocidad y en la medida en que estés dispuesto y sea capaz de recibirlo. Es misericordioso y amoroso de esa manera 🙂
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