Era un niño muy curiosamente científico y un ateo incondicional. Cuando era niño, cuestionaba a familiares, amigos y maestros sobre grandes preguntas y teología, pero no me creía. A los 10 años me fasciné inicialmente con el budismo, que se ha convertido en un profundo interés por la filosofía y las religiones dharmicas. Esto me llevó a los libros de Alan Watts, quien explicó de una manera que entendí que Dios podría ser visto como una esencia mística que es toda la realidad.
Cuando fumé mi primer porro con un amigo de unos 14 años, poco después de aparecer, me di cuenta de que esto era más que una droga recreativa. Estábamos tendidos en un campo en una noche despejada admirando constelaciones. Noté una experiencia más allá del placer y más profunda que una simple liberación de dopamina que se puede experimentar a través de otras drogas y también experiencias sobrias. Esta experiencia solo puede describirse como espiritual o mística para mí.
Diría que Dios puede hablar a través del cannabis, aunque no en el sentido literal de las palabras. Es una comunicación a través de la experiencia objetiva directa. Ahora puedo tener la misma conversación divina de muchas maneras al explorar estas experiencias, como mirar la naturaleza, escuchar la lluvia, meditar, oler agujas de pino o correr bajo la lluvia.
Me pregunto si alguien entiende lo que quiero decir con este tipo de idea de Dios, Allah, Brahman, Tao, Dharma.