A nivel federal, generalmente no hay leyes en contra de compartir sus creencias en lugares públicos. La Primera Enmienda protege el derecho de cada persona a compartir sus creencias de manera pacífica.
Luego vienen las leyes estatales (o locales). Los estados tampoco pueden evitar que uno comparta sus creencias en un lugar público.
Si una persona se encuentra en un “foro tradicionalmente público”, como un parque público, una esquina, etc., el gobierno no tiene permitido regular el contenido del discurso. Excepto en circunstancias muy estrechas.
Sin embargo, en lugar de hablar, el gobierno también trata de regular la conducta. Por lo tanto, no podría pararse en medio de la carretera y obstruir el tráfico. O irrumpir en un aula universitaria durante la instrucción. Sentido común, de verdad. Si un predicador callejero está obstruyendo el tráfico peatonal, se le puede pedir que “avance”. Si se niega, porque insiste en que no, puede resultar en un arresto.
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Si tiene preguntas específicas, consulte a un abogado en la jurisdicción correspondiente.