Primero tengo que decir: ¡ Bienvenido a casa!
¿Recuerdas lo que Jesús dijo sobre la fidelidad?
El que es fiel en lo muy poco es fiel también en lo mucho; y el que es deshonesto en muy poco, también es deshonesto en mucho.
Sugiero comenzar con prácticas pequeñas que sean fáciles de hacer. Una vez que te hayas vuelto fiel en estos, haciéndolos porque se han convertido en parte de ti, entonces te sentirás atraído por aumentarlos y aumentarlos. Esto es lo que sugiero comenzar:
- ¿La terapia requiere ‘fe’ por parte del paciente? Si es así, ¿cómo puede considerarse diferente de la religión?
- ¿Qué es la verdadera fe?
- ¿Cuáles son las mejores y las peores religiones ficticias?
- Después de que la fe muera, ¿seguirá existiendo la religión para la cohesión cultural?
- ¿Es sacrílego aceptar y tolerar todas las religiones pero tener problemas con una fe específica?
- Breve oración matutina y vespertina. Decide cuánto tiempo pasas en esto, incluso solo cinco minutos (diez es mucho mejor, algunas personas lo encuentran tan intimidante que ni siquiera comienzan), y no lo saltes ni lo acortes. Por la mañana, agradezca a Dios por este nuevo día, por su cuerpo y su salud (tanta salud como tenga). Piensa en lo que te deparará el día y cuéntale al Señor. Pídale ayuda para lo que puede ser un desafío. Por la tarde o al acostarse, gracias a Dios por el día con sus éxitos, fracasos y desafíos. Ofrézcale cada uno como regalo. Él te dio el día, y ahora tú lo devuelves. Hable con él al respecto, agradézcale, dígale cuánto siente sus deficiencias y pídale que lo ayude a mejorar. Pídele una noche santa y saludable.
- Lectura diaria de la Biblia. Hay muchas formas de hacerlo. Al principio los exploró, luego decidirse por uno y seguirlo durante al menos un mes. Asegúrate de entender lo que lees. Parte de esta lectura, después de comprenderla, es pensarla (meditar en ella), aplicándola a tu vida y a tu oración.
- Elija uno o dos versículos de su lectura de la Biblia y recuérdelo a lo largo del día.
- Eres un hijo del rey! Recuerda esto durante el día y compórtate en consecuencia.
Estas prácticas pueden parecer muchas cuando comienzas. Esta bien; hazlo de todos modos. Pídele ayuda a Dios y él te sostendrá. Cuando y cuando se vuelvan fáciles, es hora de aumentarlos y extenderlos.
Si es posible en sus circunstancias, busque a alguien que lo ayude y lo guíe. ¡Somos una gran familia!
Gracias por el A2A. Te has embarcado en un viaje maravilloso y desafiante. Estoy tan feliz.