Los argumentos de pendiente resbaladiza (más formalmente llamados argumentos de dirección) funcionan así: si A entonces B, y si B entonces C, y si C entonces D, y no queremos D, entonces no deberíamos hacer A. Es básicamente solo una serie condicional y un modus tollens, y es lógicamente válido (es decir, si las premisas son todas verdaderas, entonces la conclusión es verdadera).
La falacia de la pendiente resbaladiza es un caso especial en el que el * tomador de decisiones * para A es también el tomador de decisiones para los pasos posteriores. En ese caso, el tomador de decisiones podría decidir hacer A pero no B, C o D. Por ejemplo, considere este argumento: “El gobierno no debería legalizar el aborto, porque devaluará la santidad de la vida, lo que conducir a un infanticidio legalizado y al asesinato legalizado de personas discapacitadas “. En este caso, el gobierno es el que toma las decisiones para A (el gobierno decide si el aborto es legal o ilegal) pero también es el que toma las decisiones para C y D (el gobierno decide si el infanticidio o el asesinato de discapacitados son legales o ilegal). Y dado que un tomador de decisiones unitario podría decidir legalizar el aborto mientras continúa prohibiendo el infanticidio y el asesinato de discapacitados, diríamos que este argumento comete la falacia de la pendiente resbaladiza.