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Hay un buen uso de nociones como la verdad, la realidad, la objetividad y la bondad cuando nuestros usos ordinarios de estas nociones apuntan a características particulares de sus diversos contextos de aplicaciones. Pero cuando nos abstraemos de contextos y prácticas históricas, en busca de nociones generales, nos quedamos con hipótesis abstractas puras incapaces de proporcionarnos alguna guía para la acción. Es necesario rechazar todos los intentos de explicar las nociones de verdad, realidad, bondad y objetividad en términos de otros conceptos. Es parte de lo que hace que estos conceptos sean tan útiles, de manera análoga al concepto de “bondad”: nada puede ser certificado analíticamente como “bueno”, “verdadero”, “real”, “objetivo” en virtud de su posesión de alguna otra propiedad. Lo que es objetivo, real, bueno y verdadero siempre está ligado al contexto y al interés y no hay nada que decir sobre ellos en general.