La honestidad valora la verdad por encima de otras consideraciones. Un amigo mío, psicólogo que trabajaba en una prisión estatal, me comentó que todas las personas con las que trataba se sentían inocentes o justificadas en las cosas que hacían. Habían remodelado efectivamente la realidad para adaptarse a su autoconcepto. Una persona honesta con mucho gusto sacrificará su autoconcepto en el altar de la verdad.
Un excelente ejemplo de lo que estoy hablando es que Sócrates, que había ofendido a varias personas poderosas políticas, tuvo la opción de elegir entre un juicio, donde su vida sería perdida y el exilio. Eligió el juicio y perdió. Sus amigos lograron escapar para él, pero él rechazó sus esfuerzos. El diálogo de Platon titulado “Crito” detalla la conversación, que trata con una variedad de conceptos filosóficos, pero el punto principal es que Sócrates valora la verdad por encima de todas las demás consideraciones. La mayoría de las personas darán su opinión a la verdad, pero de hecho prefieren colocar otros valores antes que la verdad.