Dios nos prueba para nuestro propio crecimiento y prosperidad. Él ya conoce el resultado, pero nos enseña fe y paciencia. Santiago 1: 3 Sabiendo esto, que probar tu fe genera paciencia.
1 Pedro 1: 6 En el cual se regocijan mucho, aunque ahora por una temporada, si es necesario, están pesados a través de múltiples tentaciones:
7 Para que la prueba de tu fe, siendo mucho más preciosa que el oro que perece, aunque se pruebe con fuego, pueda ser hallada en alabanza, honor y gloria al aparecer a Jesucristo:
8 A los que no habéis visto, amaos; en quien, aunque ahora no lo veas, creyendo, te regocijas con gozo indescriptible y lleno de gloria:
- ¿Por qué es incuestionable la fe (religión)?
- No quiero vivir, no me queda esperanza ni fe. ¿Qué puedo hacer al respecto?
- ¿Cómo pueden los educadores de esos inmigrantes cuyos caminos fueron determinados por la fe y la religión alentar el desarrollo del pensamiento crítico?
- ¿Cuáles son las etapas de la fe?
- ¿Por qué la mayoría de los humanos buscan la posibilidad de un poder superior? ¿Por qué quieren fe fuera de su propio potencial?
Santiago 1:12 Bienaventurado el hombre que soporta la tentación: porque cuando sea juzgado , recibirá la corona de la vida, que el Señor ha prometido a los que lo aman.
Daniel 12:10 Muchos serán purificados, blanqueados y probados; pero los impíos actuarán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero el sabio lo entenderá.
Cualquier cosa que el Señor nos permita sufrir aquí, el gozo en su reino será más de lo que podemos imaginar, pero estará preparado solo para nosotros, personalmente, de acuerdo con los deseos de nuestro corazón.
1 Cor 2: 9 Pero tal como está escrito: Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni ha entrado en el corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.
10 Pero Dios nos los reveló por su Espíritu: porque el Espíritu busca todas las cosas, sí, las cosas profundas de Dios.
11 Porque ¿qué hombre sabe las cosas de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? aun así las cosas de Dios no conocen a nadie, sino al Espíritu de Dios.
12 Ahora hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el espíritu que es de Dios; para que podamos saber las cosas que Dios nos da gratuitamente.
13 Qué cosas también hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría del hombre, sino con las que enseña el Espíritu Santo; comparando cosas espirituales con espirituales.
14 Pero el hombre natural no recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque son locura para él; tampoco las puede conocer, porque son discernidas espiritualmente.