La experiencia humana es amplia y compleja y algo puede ser cierto en un campo y falso en otro. Un mito puede ser cierto en su propio campo, por lo que podemos tener una verdad mítica. El problema surge cuando mezclamos las esferas del pensamiento, por ejemplo, cuando alguien insiste en que algo que podría ser cierto como un mito también es cierto históricamente.
Pongamos un ejemplo: el mito de Adán y Eva y el paraíso perdido. La leyenda puede revelar algo verdadero como un mito, pero históricamente es falso.
Como mito, es cierto porque explica muchas cosas sobre nosotros mismos, sobre la forma en que pensamos sobre nosotros mismos, sobre cómo nos sentimos, sobre nuestros miedos y esperanzas. El mito expresa nuestro sentimiento de abandono, para dejarnos solos. El universo es sordo a nuestros sueños, a nuestras oraciones, a nuestros deseos y miedos. En un mundo con 7,600,000,000 de personas, estamos solos. Solo pero libre de la supervisión de los padres. El mito apunta a un pensamiento muy interesante que proviene de la religión misma: no vivimos bajo la protección parental de un dios misericordioso. No vivimos en su patio privado. Cuando los prisioneros en los campos de concentración de los nazis preguntaron: ¿Dónde está Dios ahora? La respuesta está en este mito: en este mundo, estamos solos. El mundo no le pertenece a Dios ni a Satanás, nos pertenece a nosotros. Los humanos construyeron esos campamentos y solo los humanos pudieron destruirlos.
Pero el mito es falso históricamente, porque Adán y Eva nunca existieron y la historia nunca sucedió en la realidad.
- En el clima político actual, ¿cómo puedo saber si soy capaz de reconocer la verdad?
- ¿Hay solo una verdad, sí o no?
- ¿Es valiosa la verdad?
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- ¿Qué podría ser cierto pero incorrecto?
Para que un mito sea verdadero, requiere interpretación y leer entre líneas. Sócrates, Shakespeare, Freud, Roland Barthes, todos han usado mitos para construir sobre ellos para hablar sobre política, pasiones, patología, arte, porque un mito puede expresar una parte de la experiencia humana que la ciencia no puede. La ciencia no puede resolver problemas políticos, no puede explicar los nazis, no puede explicar la tristeza (está bien, sé que puede explicar la parte química del problema, pero no explica la experiencia humana de la tristeza). La ciencia no está aquí para resolver esas cosas, pero eso no significa que la discusión sobre ellas deba escapar a la argumentación racional. No sería una demostración matemática, sino una argumentación dialéctica.
Esa es la esfera donde el mito puede ser útil.