Muchas rasones:
1. Cuando una entidad política se suscribe a una religión, niega la igualdad a sus propios ciudadanos que no pertenecen a la religión. Sin embargo, Pakistán es un extremo inocente de este ejemplo. Hay otros países que practican esto “suavemente” (las leyes no discriminan, pero las prácticas sociales sí).
2. Las religiones abrahámicas (como el Islam o el cristianismo) enuncian la supremacía exclusiva de su Dios y alientan la “evangelización” como algo apropiado. Los seguidores de tal religión obtienen “fuerza basada en la fe” al creer que otras religiones son inferiores. Esto se acentúa cuando las interpretaciones farisaicas de la religión abruman (como en la doctrina salafista del Islam). El Profeta (PBUH) mismo fue compasivo con sus ciudadanos que no eran musulmanes. Esto se ignora convenientemente en interpretaciones extremas de teología.
3. Las narrativas nacionales fomentan algunos mitos. Pakistán sufre algunos de estos mitos. La narrativa de la historia de Pakistán ignora su herencia compartida con la India y de una manera poco natural remonta sus orígenes a los invasores afganos del valle de Sindh. Ayesha Jalal ha escrito algunas piezas excelentes sobre esto.
4. Las minorías en otros países (ya sea por raza, religión, etc.) sufren una discriminación similar. ¿Por qué solo Pakistán solo?
Este es un problema humano; no solo un problema de Pakistán.