¿Dónde está la virtud en la oración?

La premisa de toda religión es que hay un Dios, nuestro creador, que es todopoderoso, omnisciente y amoroso. Muchas religiones además enseñan que Él es nuestro Padre, y nos mira como Sus hijos.

Asumiendo que esta premisa es cierta, solo tiene sentido tratar de comunicarse con Él. Del mismo modo, es virtuoso hablar con tus propios padres cuando pasas por un momento difícil:

Tan pronto como aprendemos la verdadera relación en la que nos encontramos con Dios (es decir, Dios es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos), entonces la oración se vuelve natural e instintiva de nuestra parte (Mateo 7: 7-11).

– Diccionario de la Biblia: Oración

Al hacerlo, desarrollamos un amor más fuerte por Dios y todo lo que es bueno. Desarrollamos la caridad, un deseo en beneficio de toda la humanidad. Nuestras intenciones son ennoblecidas, y nuestra vida se vuelve más fácil sabiendo que nuestro Padre está allí todo el tiempo.

Todo esto tiene la premisa de que Dios existe y que se preocupa por nosotros. Para aquellos que no creen en un Dios así, la oración no es más que palabras, y para ese hombre, una forma de hipocresía.

Si realmente crees que Dios tiene un plan perfecto y divino para el mundo, entonces no hay ninguno. ¿Por qué pensarías que tus propias necesidades deberían negar las del Creador y el desarrollo de su plan divino?

Ahora, para ser realistas, no hay evidencia de que Dios escuche sus oraciones, y hay evidencia sólida de que la oración, en el mejor de los casos, no tiene correlación con lo que realmente sucede y, en el peor, una correlación negativa. Eficacia de la oración.

En el mismo lugar donde se pierde