Los ataques son casi siempre instigados por fanáticos wahabíes, a veces llamados “salafistas” para desviar las críticas de su fuente de financiación: Arabia Saudita. La secta Wahhabi es básicamente una versión apóstata del Islam, reconocida solo en Arabia Saudita y por algunos de sus títeres con apoyo financiero. La mayoría de los musulmanes y los estados musulmanes aborrecen el daño que sus seguidores y títeres infligen en la imagen del Islam.
ISIS es 100% una criatura wahhabi, organizada, armada y financiada por los sauditas. La precisión de esta observación está probada por su comportamiento inhumano en todo lo que hacen, comportamiento sancionado solo por la interpretación wahabí del Islam: decapitaciones interminables; violación de mujeres musulmanas inocentes no wahabíes; hacer esclavas sexuales de mujeres capturadas; destrucción de sitios sagrados de cualquier religión, particularmente los musulmanes (!); y una intolerancia general a cualquiera que no sea adherente a su teología deformada.
Se necesita un suministro de dinero enorme y constante para mantener a miles de estos animales brutales en el campo. El único país capaz de mantener este desembolso masivo es “El reino mágico donde todos los viajes son gratuitos”. ISIS desaparecerá en una semana si los sauditas cortan la oferta de dinero. El gobierno de los Estados Unidos es cómplice de esta situación al no exigirlo.