El judaísmo no es una raza, y es más que una religión. Es una nacionalidad. Lo que es único acerca de los judíos es que después de ser exiliados de su patria no pudieron adoptar la nacionalidad del país donde vivían. Conservaron su nacionalidad judía.
Las personas que se convirtieron al judaísmo no simplemente aceptaron la fe judía, se comprometieron a sí mismos y a sus descendientes a ser parte de la nación judía. Y en muchos casos, el material genético se introdujo por la fuerza en el acervo genético judío. Entonces, en el transcurso de casi 2000 años, la nación judía ha llegado a incluir personas de muchas razas y etnias.
Las pruebas genéticas modernas han encontrado notables similitudes genéticas entre los judíos europeos y los árabes palestinos a pesar de las diferencias de apariencia. De hecho, genéticamente se ha descubierto que los judíos de Polonia son más parecidos a los árabes palestinos que los judíos de países árabes que se parecen a los árabes.
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