No, por bastantes razones. Una de ellas es, por supuesto, que ninguna creencia es sagrada, lo que significa que todas las creencias deben estar sujetas a investigación, cuestionamiento, crítica y análisis.
Por supuesto, esto suena mucho más abrasivo cuando hablamos de religión, ya que las personas que la tienen son muy intensas al respecto. A menos que hablen de la religión de otra persona , cuando de repente se hace aceptable no respetar esas creencias, y parece perfectamente legítimo cuestionarlas y criticarlas. En Ghana, nos enteramos hoy, unas 3.000 mujeres viven en campamentos, aisladas de la sociedad y la familia porque han sido acusadas de brujería. ¿Debemos respetar la creencia en la brujería cuando se vuelve tan cruel contra víctimas inocentes? ¿Qué tal la creencia de que Dios ordena a sus seguidores que maten a los infieles? Sin embargo, se aplica a todas las creencias: su compositor o equipo de fútbol favorito, la creencia de que la injusticia no debe ser manipulada, ya que es natural y la creencia de que se debe buscar la justicia al igual que luchamos contra las enfermedades, sabiendo que siempre habrá enfermedades … cualquier creencia puede y debe ser cuestionada. Una rápida relectura de On Liberty de John Stuart Mill hará que este punto sea mucho más elocuente que yo.
También está el punto -mucho repetido- de que las creencias no tienen derechos. Las personas tienen derechos. Y “censurar a otros para que no digan cosas que no me gustan” no es uno de esos derechos. Entonces, la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la razón y el derecho a cuestionar todas las ideas conspiran contra la demanda de respeto hacia una creencia.