Me alegra que hayas hecho esta pregunta. La pregunta inversa podría ser “Si ambos son ‘Dios’, ¿por qué no son gemelos?”
No conozco a los cristianos que no se refieren a Jesús como un ser divino, un miembro de la Deidad, siendo consustancial con el Padre, pero vamos a responder tu pregunta.
Comencemos con el Padre. Entendemos que el Padre siempre ha existido, que Él es el origen de todo, y que todo debe concluirse en el Padre, el Alfa y la Omega. Entonces el Padre siempre ha existido y también el Hijo. Pero no son hermanos o gemelos para el caso. La verdadera definición del Hijo es que él es la PALABRA del Padre, no una creación.
Para elaborar sobre esto; todo se origina en el Padre, el Padre sabe todas las cosas al conocerse a Sí mismo. Dios, la fuente de toda sabiduría, nunca comenzó a saber, nadie vino y le enseñó y le dio su conocimiento exteriormente. Él sabe eternamente, y su conocimiento de sí mismo, su “Logos” o Su PALABRA no tiene comienzo. Y lo que sabe no es menos que él, es igual a sí mismo. Lo único igual a Dios es Dios. Entonces su Hijo, su PALABRA es Dios. Dios habla eternamente su única PALABRA de conocimiento que contiene todo lo que tiene existencia. El Evangelio de San Juan comienza con las palabras: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. En cierto sentido, Jesús, el Logos, la PALABRA hecha carne, es el intelecto de Dios.
Pero el Padre no es solo un sabelotodo, también es un amor todo. Entonces, conocer lo bueno es amar lo bueno y el Padre ve y juzga todo en su Hijo. Es decir, él ve el bien total en su Hijo y lo afirma amando al Hijo. Eternamente surge un amor de su voluntad, un amor total que no es menos ellos mismos, igual a todo su ser. Este torrente de amor, del Padre y del Hijo, es una exhalación eterna del aliento de amor entre el Padre y el Hijo. Este amor no es menos que ellos mismos. Lo único igual a Dios es Dios. Es el Santo Aliento, la Santa Espiración o Espíritu Santo; La ráfaga sagrada o el Espíritu Santo. Es por eso que San Juan dice que Dios es amor, incluso antes de que algo fuera creado para amar.
Entonces este Dios del amor crea aunque no necesita nada, quiere compartir la existencia, la vida y el amor con la creación, y crea como una Trinidad. El Padre ve todo el plan de Creación en su PALABRA, Su Hijo, y mientras habla, surge a través del Espíritu Santo.
San Agustín querría que el Padre esté cantando no solo hablando. Una cita de san Agustín dice: “El que ama, canta”.
Así, a partir de esto, podemos usar una analogía del hablante, la palabra y la respiración. O el amante, el amado y el aliento de amor que se produce entre ellos.