Dan 10: 5 – Dan 10:10 (KJV Strong’s)
5 Entonces alcé mis ojos y miré, y vi a cierto hombre vestido de lino, cuyos lomos estaban ceñidos con oro fino de Uphaz: 6 Su cuerpo también era como el berilo, y su rostro como la apariencia de un rayo, y su ojos como lámparas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color pulido a latón, y la voz de sus palabras como la voz de una multitud. 7 Y yo solo Daniel vi la visión: porque los hombres que estaban conmigo no vieron la visión; pero un gran temblor cayó sobre ellos, por lo que huyeron para esconderse. 8 Por lo tanto, me quedé solo, y vi esta gran visión, y no me quedó fuerza: porque mi hermosura se convirtió en mí en corrupción [muerte], y no retuve fuerza. 9 Sin embargo, escuché la voz de sus palabras: y cuando escuché la voz de sus palabras, entonces estaba profundamente dormido en mi rostro y mi rostro hacia el suelo.
10 Y he aquí, una mano me tocó, que me puso sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
Rev 1:12 – Rev 1:18 (KJV Strong’s)
- ¿Por qué el sacrificio de Dios de su hijo Jesús es tan importante si millones de padres han sacrificado a un hijo en las guerras?
- ¿Quién es más popular en Israel, Hitler o Jesús?
- ¿De qué maneras los hindúes perciben a Jesucristo?
- ¿Cuándo se supone que Jesús regresará?
- ¿Fue Buda divinamente inspirado, como Moisés, Jesús o Mahoma?
12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y al girarme, vi siete candelabros dorados; 13 Y en medio de los siete candelabros, uno como el Hijo del hombre, vestido con una prenda hasta los pies, y ceñido alrededor de los papeles con una faja dorada. 14 – Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve; y sus ojos eran como una llama de fuego; 15 Y sus pies parecían de latón fino, como si ardieran en un horno; y su voz como el sonido de muchas aguas. 16 Y tenía en su mano derecha siete estrellas; y de su boca salió una espada afilada de dos filos; y su semblante era como el sol brilla en su fuerza. 17 Y cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; Soy el primero y el último: 18 – Soy el que vive y murió; y he aquí, estoy vivo para siempre, Amén. y tener las llaves del infierno y de la muerte.