Aquí hay varias buenas respuestas, como la discusión de Nathan Ketsdever sobre perspectivas internas, y varias han sugerido una acción simple y efectiva: irse.
Por otro lado, si uno se va cada vez que se encuentra una disfunción, él / ella estará en constante movimiento.
Sugeriré algo aquí que podría darle una comprensión de lo que está sucediendo con este líder, y es lo mismo que ocurre dentro de cada uno de nosotros. Cuando Jesús permitió que el enemigo viniera a él en el desierto después del bautismo de Jesús, el enemigo vino a él con un tono de tres lados: (1) debes ser visto como relevante, efectivo (convertir piedras en pan), (2) debes evitar ser rechazado y estar solo (sal de este lugar, tus amigos, los ángeles vendrán) y (3) debes mantener el control de tus circunstancias, no estar fuera de control (te daré todo el poder).
Podemos imaginar que esta no fue una simple conversación. Jesús entendió, como indican sus respuestas, la verdad terrenal de la realidad y la oferta de Satanás. De hecho, se volvería irrespetado, solo e impotente por cualquier medida en esta tierra. Eligió mirar solo al Padre por valor, afirmación y control. ¿Fue entonces realmente rechazado, solo y fuera de control? Sí, si uno mira definiciones terrenales, y como humano no fue agradable para él. Pero no, en realidad no lo era, y siempre lo supo.
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Las mismas tres tentaciones se colocan frente a nosotros todos los días, y todos caemos en las tres. Mire casi cualquier actitud o comportamiento disfuncional, y vemos que proviene de uno de esos tres. Las personas en posiciones de liderazgo, incluso en la iglesia, a menudo internalizarán esa posición como definición de sí mismos. A veces es un deseo de poder, pero más a menudo es un deseo de mantener el sentido de valía, tener éxito, sobre todo ser visto como exitoso y efectivo. Los desacuerdos a menudo se consideran amenazas a esto, y el resultado es el comportamiento controlador.
Probablemente no sea una mala persona. Comenzó con los más altos ideales y propósitos. Luego dejó que el enemigo lo sedujera con la oportunidad de obtener un sentimiento de valor y afirmación. Una vez que él / ella estaba persiguiendo eso, este comportamiento era inevitable.
Lo que haga al respecto depende de su relación con esta persona, su relación con otros en la iglesia, sus razones para asistir, etc. Puede variar desde no hacer nada, hasta confrontación de apoyo, hasta irse. Pero en el análisis final, lo único que importa es, como ya sabe, cuán bien estamos aprendiendo a reconocer esta tentación en nuestras propias vidas y a elegir confiar en Jesús por su valor, afirmación y circunstancias.