Probablemente lo hicimos, allá en Jerusalén, cuando la mayoría de los cristianos hablaban arameo. Pero sí, hay ritos o iglesias que usan arameo (los maronitas), copto y griego. Sin embargo, en aquel entonces, el lenguaje litúrgico tendía a convertirse en el lenguaje utilizado por los miembros locales en la vida cotidiana, de ahí que Koine para la mayoría de los primeros gentiles, e incluso algunos de los judíos cristianos. Considere que el Antiguo Testamento adoptado por los cristianos era la versión griega (Septuaginta) y el Nuevo Testamento que conservamos y adoptamos también en griego. Se dice que algunos libros (el Evangelio de Mateo) fueron escritos en arameo, pero perdimos esos textos (si es que alguna vez existieron).
En Roma, durante los primeros siglos, tendieron a usar el griego, pero finalmente cambiaron principalmente al latín, cuando ese era el idioma que hablaban los miembros allí. Aún conservamos algunas palabras de arameo (Amén, Aleluya y Hosanna) e incluso griego koiné (Kyrie / Christe eleison), pero la mayor parte de la liturgia, e incluso ahora la versión “oficial” es el texto latino.