Desde la perspectiva de este Baha’i, ambas pueden ser ciertas, pero la calificación importante es que nuestra comprensión y, por lo tanto, cualquier formulación de una verdad religiosa es relativa, ya que está limitada por nuestra capacidad de concebir lo inefable.
Perdóname si cito dos pasajes moderadamente largos para dar el sabor de lo que quiero decir.
Bahá’u’lláh enseña sobre la naturaleza de estos Mensajeros especiales (‘Manifestaciones de Dios‘) cuando dijo:
Él es un verdadero creyente en la unidad Divina que, lejos de confundir la dualidad con la unidad, se niega a permitir que cualquier noción de multiplicidad confunda su concepción de la soltería de Dios, quien considerará al Ser Divino como Aquel que, por su propia naturaleza, trasciende Las limitaciones de los números.
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La esencia de la creencia en la unidad Divina consiste en considerar a Aquel que es la Manifestación de Dios y a Aquel que es la Esencia invisible, inaccesible e incognoscible como uno y lo mismo. Con esto se quiere decir que cualquier cosa que pertenezca a la primera, todos Sus actos y acciones, lo que Él ordene o prohíba, debe considerarse, en todos sus aspectos, y en todas las circunstancias, y sin ninguna reserva, como idéntico a la Voluntad de Dios mismo. . Esta es la estación más elevada a la que un verdadero creyente en la unidad de Dios puede llegar. Bienaventurado el hombre que alcanza esta estación, y es de ellos que son firmes en su creencia.
(Bahá’u’lláh, Recolecciones de los Escritos de Bahá’u’lláh, p. 166)
Es a la luz de esta y otras enseñanzas similares que muchos bahá’ís entienden el estado de Jesús como ‘uno’ con el Padre. Muchos malinterpretan estos términos de maneras que son demasiado literales y, por lo tanto, conducen a la paradoja.
Del mismo modo, la noción de que Mahoma es el “último” Mensajero se basa en un malentendido o una aplicación excesiva de una idea verdadera. Bahá’u’lláh dice:
Por esta razón, [El Bab] – comparó las Manifestaciones de Dios con el sol que, aunque se eleva desde el “Principio que no tiene principio” hasta el “Fin que no tiene fin”, es el mismo sol. Ahora, si dijeras que este sol es el sol anterior, dices la verdad; y si dices que este sol es el “retorno” de ese sol, también hablas la verdad. Del mismo modo, de esta declaración se hace evidente que el término “último” es aplicable al “primero” y el término “primero” aplicable al “último”; en la medida en que tanto el “primero” como el “último” se han levantado para proclamar una y la misma Fe.
A pesar de lo obvio de este tema, a los ojos de aquellos que han consumido el vino del conocimiento y la certeza, ¿cuántos son aquellos que, por no entender su significado, han permitido que el término “Sello de los Profetas” oscurezca su comprensión? ¡y privémoslos de la gracia de todas Sus múltiples recompensas! ¿No ha declarado Mahoma mismo: “Soy todos los profetas?” ¿No ha dicho como ya hemos mencionado: “Yo soy Adán, Noé, Moisés y Jesús?” ¿Por qué debería Muhammad, esa belleza inmortal, que ha dicho: “Soy el primer Adán” ser incapaz de decir también: “Soy el último Adán”? Porque aun cuando se consideraba a sí mismo como el “Primero de los Profetas”, es decir, Adán, de la misma manera, el “Sello de los Profetas” también es aplicable a esa Belleza Divina. Es obviamente obvio que siendo el “Primero de los Profetas”, Él también es su “Sello”.
(Bahá’u’lláh, El Kitab-i-Iqan, p. 161)
Perdón por las largas citas, pero pensé que era importante dar suficiente contexto. La práctica de aislar y utilizar una frase corta en apoyo de una posición conduce a una mayor división y malentendidos.