Mira la situación mundial actual. Durante siglos, los musulmanes vivieron en relativa paz con cristianos y judíos, considerándolos “hermanos del Libro”. Pero a partir de la primera parte del siglo pasado, ciertos imanes comenzaron a predicar un mensaje nacionalista radical, que justificaba el asesinato de esos mismos “hermanos” debido a su nacionalidad. Esto se expandió a matar a aquellos que no se adhieren a su secta del Islam. Así comenzó la guerra interna de sunitas contra chiíes, donde ahora más musulmanes están siendo asesinados por orden de sus imanes.
Si tiene acceso a la vieja película “Sargent York”, cuenta la historia de un joven que, como cristiano, prometió no matar. Se enfrentaba a la prisión. Su ministro “cristiano” justificó la “Guerra para poner fin a todas las guerras”, la primera Guerra Mundial, como algo en lo que todos los cristianos tenían que involucrarse. El joven fue y regresó como un héroe de guerra.
Entonces cambia a hoy. El apoyo u oposición al actual Presidente de los Estados Unidos por parte de líderes religiosos de varias secciones del clero estadounidense, no es nada nuevo. Si bien transcurrieron 14 décadas después de la liberación de los negros para que uno se convirtiera en presidente, transcurrieron 17 décadas después de la fundación de los Estados Unidos para que un católico se convirtiera en presidente. (Y todavía 23 décadas y una mujer no se ha convertido en presidente) Todo se basó en la predicación del clero a favor o en contra de algún aspecto del político.